sábado, 18 de noviembre de 2017

Consigna final 2018


La consiga final de la materia tiene dos partes:
-un trabajo colectivo: el juego de mesa para contar historias de viajes
-un trabajo individual

AMBOS se entregan IMPRESOS de manera presencial el 6 de julio. El trabajo individual se envía ADEMÁS por mail antes de esa fecha.

Consigna individual:

Imaginen que el juego de mesa para contar historias de viajes va acompañado con un carta de presentación dirigida a los educadores que van a hacer uso del juego. Pueden ser maestros, técnicos en recreación, educadores sociales, mediadores culturales, bibliotecarios, etc. Es decir, un universo amplio de personas interesadas en propuestas educativas con la lectura y la escritura.

La propuesta es escribir esa carta introductoria, en donde van a explicar el objetivo y los usos posibles del material y además explicitarán el marco conceptual que sostiene a la propuesta.
Deben citar al menos dos fragmentos (en total) de dos textos distintos de esta bibliografía:


-Lectura abierta, lectura clausurada de Graciela Montes (cuidado que el texto empieza en la segunda hoja)
-Gramática de la fantasía, de Gianni Rodari (Capítulos 1 al 8)

-"Entre lecturas", de Broide y Herrera
-"Escribir en la biblioteca", de Broide y Herrera
-"Hacia una literatura sin adjetivos" de M.T.Andruetto.

Como guía pueden organizar la nota señalando el objetivo del material y algunos conceptos importantes que dan marco a la propuesta: "lectura", "mediador", "ocasión", "desafío", "consigna", "juego", etc. Y luego puedan dar algunas recomendaciones sobre posibilidades de uso (para inventar historias, para escribir, para articular con otras propuestas, para trabajar aspectos de la grupalidad, etc.) y también contextos posibles de uso (la plaza, la juegoteca/biblioteca, el taller, el aula, etc.). En suma, se trata de presentar y ofrecer ideas de implementación.


La extensión máxima es de 2 carillas de word Arial 12 Interlineado sencillo.

Cualquier duda escriben a leeryescribirenelistlyr@gmal.com

miércoles, 25 de octubre de 2017

Seres mitológicos de Argentina



Algunos personajes sobrenaturales recopilados por Adolfo Colombres en su libro Seres mitológicos argentinos, editado por Colihue.

Almita

Alma que vaga por el mundo, no necesariamente penando. Emite un silbido semejante al del pájaro del mismo nombre, que habita en el  norte del país. Anda sobre todo de noche. En el día de los muertos suele arrimarse a las casas con su triste silbido, y se pasea por los alrededores de los cementerios en que yace su antigua envoltura carnal. Las almas de los niños pían más finito.

El Familiar



Se conoce al perro como el fiel amigo del hombre, pero también puede ser un eficiente embajador del Diablo, el terrible guardián de los pactos que se celebran con él. Quién no oyó hablar del mítico Cancerbero, el de tres fauces, ojos rojos, pelos negros y cerdosas y grandes uñas, que guardaban la casa de Hades. Si bien este mito se remonta a los más antiguos estadios de la civilización greco-latina, nuestro Familiar tiene rasgos propios que le dan plena ciudadanía en nuestra cultura.
Entre nosotros, en su imagen más difundida, es también un perro negro (el color de la muerte y el pecado), de refulgente mirada (hay quien dice que echa fuego por la boca y los ojos) y largas uñas, capaces de desgarrar a la víctima en un santiamén, pero nunca de tres cabezas. Aunque con menor frecuencia, toma asimismo la forma de otros animales, como cerdo, viborón (como el que había en la bodega de Cafayate), tigre, puma, oveja, burro, caballo y hasta una mujer. Su aspecto es siempre terrible, pero no se distancia mucho de la naturaleza, se exceptuando el caso de una serpiente de dos cabezas que merodeaba el campo santiagueño.
Cualquiera sea la forma que asuma, el Familiar se alimenta de carne humana. El patrón de estancia o dueño de ingenio (al parecer los únicos que prohíjan a esta animal) tendrá que suministrarle un peón al año, que es su ración mínima, aunque hay pactos que establecen una dieta más nutrida.
La leyenda está muy difundida en Tucumán, Salta y Noroeste de Catamarca, con irradiaciones a Jujuy y Santiago del Estero. Pero por el lugar que ocupa en la vida cotidiana de los campesinos, más que una leyenda parece una realidad. Cualquiera de ellos tendrá siempre mucho que contar respecto a esta encarnación demoníaca.
Dichos perros se multiplicaron mucho hacia fines del siglo pasado, con el auge de la industria azucarera. Los dueños de ingenio se enriquecieron de la noche a la mañana, y la mentalidad popular encontró pronto la explicación. Había ojos de fuego que se paseaban por la noche del cañaveral. Espantosos ruidos de cadenas. Feroces y fugitivas formas que dejaban al pasar un fuerte olor a azufre. Y peones golondrinas que desaparecían pronto, sin despedirse de nadie. Corría entonces el rumor de que en los sótanos o en la chimenea del ingenio había un perro negro. A veces el patrón lo soltaba para que eligiera la víctima de su gusto, en correrías que enloquecían a los demás perros, y que sólo el canto de del gallo podía interrumpir. En otros casos, el solícito industrial le llevaba con engaños al peón, y se lo entregaba. Si el patrón faltaba al pacto, él mismo iba a parar a las fauces del diabólico animal. Y fue tal la difusión de esta leyenda, que el ingenio que no tuviera un Familiar podía considerarse de poca monta.
Nada le hacen al Familiar las balas ni el filo de los machetes. Sólo retrocede ante la cruz del puñal. Es decir, cede al poder del signo y no del arma. Hay quien dice que se opone al progreso, citando como ejemplo al ya famoso Familiar de Santa Ana, de Tucumán, que se echó a las vías del ferrocarril que unía esta fábrica a Río Chico y la red nacional el mismo día de su inauguración, impidiendo el paso del primer convoy. Pero no es legítimo sacar de un solo caso una conclusión general, y más cuando resulta inobjetable que fue el progreso económico lo que hizo crecer el número de estas bestias. ¿No será el Familiar, por el contrario, un símbolo de la faz carnívora de ese progreso?

La llorona

Fantasma del sur de la provincia de Buenos Aires, cuya leyenda parece ser una derivación de la de la Viuda. En México hay una Llorona que se asocia a la aborrecida Malinche. Existen también versiones de la Llorona, con características específicas, en Costa Rica, Colombia, Perú y otros países de América. Se la describe como una mujer vestida enteramente de blanco, sin cara y por lo general también sin pies,, que se desplaza sobre la tierra sin tocarla. Anda siempre gimiendo en la noche, y de ahí su nombre. Su llanto anuncia desgracia. A veces se acerca a una casa, llevando la enfermedad a los sanos y la muerte a los enfermos. Suele cargar con los que encuentra en su camino, para quitarles la vida o enfermarlos. Alzando la cruz del cuchillo o un crucifijo de plata se la hace retroceder. Cuando la oyen gemir los perros enloquecen.
Tal es su caracterización específica, pero como derivación de la leyenda de la Viuda, hay versiones que aseguran que implora ayuda y piedad, y que cuando un comedido se acerca a socorrerla, le saca todo lo que lleva encima, incluso la ropa. Deja de ser entonces un bello y misterioso heraldo de la muerte y la enfermedad, para convertirse en una vulgar salteadora de caminos.

Pueden leer más personajes mitológicos en este LINK y en este OTRO.


viernes, 1 de septiembre de 2017

Poemas de Jaime Huenún

En la casa de Zulema Huaiquipán

Junto al río de estos cielos
verdinegro hacia la costa,
levantamos la casa de Zulema Huaiquipán.
Hace ya tantas muertes los cimientos,
hace ya tantos hijos para el polvo
colorado del camino.
Frente al llano y el lomaje del oeste,
levantamos la mirada de mañío
de Zulema Huaiquipán.
Embrujados en sus ojos ya sin luz
construimos las paredes de su sueño.
Cada tabla de pellín huele a la niebla
que levantan los campos de la noche.
Cada umbral que mira al río y los lancheros
guarda el vuelo de peces y de pájaros.
Bajo el ojo de agua en el declive
donde duermen animales de otro mundo
terminamos las ventanas.
Y en la arena hemos hincado nuestras sombras
como estacas que sostienen la techumbre
de la casa de Zulema Huaiquipán.

 Huechantü
 Uno

Las estrellas giraban en el cielo
quemando como el oro
nuestro corazón.
Los bosques se aferraban a la noche
y el sol venía al mar
desde las blancas montañas de los sueños.
Pasamos por árboles que nos adormecían
con sus pétalos de moribunda luz.
El agua respiraba bajo tierra.
La luna descendía a los dominios
de los animales secretos,
enmascarados por la niebla
y el frío resplandor de las vertientes.
Nuestros caballos
se hicieron aire
y nuestros cantos
vanas raíces
en la escarcha del amanecer.
La tierra nuevamente ardía
y nuestros muertos,
boca abajo,
cubrían con sus sombras
la extensa sombra
de su corazón.

Más poemas de Jaime Huenún en ESTE LINK


jueves, 4 de mayo de 2017

LAS CIUDADES Y LOS INTERCAMBIOS.



En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros según indiquen relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se van: se desmontan las casas; quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos.
Desde la ladera de un monte, acampados con sus trastos, los prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada.
Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos una figura similar que quisieran más complicada y al mismo tiempo más regular que la otra. Después la abandonan y se trasladan aún más lejos con sus casas.
Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma. 

(Las ciudades invisibles, Italo Calvino)

Pueden leer el resto de las invisibles ciudades de Marco Polo en la Biblioteca para servirse a gusto de la columna lateral del blog