jueves, 14 de abril de 2011

Infierno grande y la literatura política

El escritor Guillermo Martínez habla sobre su cuento "Infierno grande" y la relación entre literatura y política:

Hablando de Infierno grande: “Infierno grande”, el cuento acaba de ser publicado en el New Yorker.

Sí. “Infierno grande” fue un cuento que escribí cuando tenía… A los 20 años lo empecé a escribir y me di cuenta que tenía entre manos algo que no estaba todavía en condiciones de oficio para desarrollarlo. Lo dejé por la mitad, y lo retomé a los 23 años. Fue un cuento extraño porque lo escribí al final de la dictadura, entre el final de la dictadura y el principio de la democracia. Siempre, desde que lo terminé, fue un cuento que tuvo un gran reconocimiento, muy inesperado en su momento. Por ejemplo, un director de cine, Martínez Suárez, se interesó por hacer una adaptación. Lo publicó El porteño en su momento, cuando nadie me conocía. La primera vez que me publicaban. Ganó un premio literario. Es un cuento que después se tradujo a varios idiomas. Y ahora, veinte años después, el New Yorker lo ha publicado, para mí fue un gran orgullo.

Me parece que es la única literatura que hay hacia el Proceso en toda tu narrativa. ¿Puede ser? En Acerca de Roderer quizás, aparecen Las Malvinas.

Escribí otro cuento que se llama “Retrato de un piscicultor”. Fueron mis dos tentativas con respecto al relato político. Cuando empecé a escribir, yo tenía una militancia política bastante dominante en esos años, y mis primeros cuentos, algunos eran cuentos fantásticos y otros eran cuentos que tenían que ver con lo político. Incluso escribí una obra de teatro. Pero siempre me resultaba muy difícil el tema político en la literatura, tanto por la tradición, creo yo, agotada que había en un sentido, ¿no?: la literatura testimonial, la literatura del compromiso, etc., como por lo que yo veía que era un cliché opuesto que empezaba a aparecer. Que era el cliché de encontrar la infancia desgraciada del torturador, mostrar que los montoneros habían sido todos finalmente traidores a sus compañeros. Había un cliché de dar vuelta simétricamente los valores para no caer en una especie de ingenuidad política del izquierdismo fácil. Frente a una representación cristalizada que hubo durante muchos años, de una literatura que tiene que ver con la revolución cubana, la posibilidad de que hubiera una revolución similar en la Argentina, etc., etc., apareció el cliché opuesto.

A mí me interesaba encontrar una manera de quebrar esos parámetros que tienden a entrar en el relato cuando es político. Hay algunos imperativos ideológicos que aparecen, y yo quería era hacer un texto literario que pudiera obviar esa clase de “campos magnéticos” que distorsionaban todo. Y entonces se me ocurrieron estas variantes. Dos variantes intenté: las únicas dos variantes que se me ocurrieron que me parecieron originales. Porque me parece que lo interesante en una tradición muy asentada –para los que hablan en contra de la tradición– es la posibilidad de superarla, de hacer algo diferente, de tomarla como piso para hacer algo distinto. Toda tradición lleva en sí una especie de problema hacia el futuro. Cómo adoptarla, cómo quebrarla, por dónde desarrollarla de una manera original.

Yo hice el cuento “Infierno grande” que tiene que ver con la aproximación a través de un relato policial clásico y después hice otro cuento que se llama “Retrato de un piscicultor” en donde muy indirectamente se cuenta la vida de una persona, toda una vida a través de su relación con los peces. Y dentro de ese relato…

Lateralmente aparece…

Intermitentemente aparece la política. Que eso también es algo muy difícil de conseguir, tanto en el relato político como en el erótico: que una vez que aparece la política no lo invada todo. Lo mismo como en el erotismo. Si aparece el erotismo en un relato que no mueva todas las piezas en la misma dirección. Esas fueron como dos maneras en las que yo intenté pensar sobre la política en ficción. Después, bueno, la dictadura se convirtió en el lugar común de muchas novelas, como una especie de campo súper explotado durante los años siguientes y dejó de interesarme.


La entrevista completa la podés leer acá

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