viernes, 12 de junio de 2015

Ema Wolf contra la ideología del "mensaje" en la literatura

La escritora argentina Ema Wolf propone algunas ideas interesantes sobre los usos de la literatura en las propuestas educativas:

En la charla dijiste que hay que reformularse las preguntas con respecto a las posibilidades de la literatura como ámbito de expansión de la infancia.

Es riquísima, la literatura, si el maestro y el adulto se abstienen de transformarla en algo útil. Si escribís un libro para pasar un mensaje sobre la violencia de género puede salirte un lindo mensaje, difícilmente un buen libro. Y cuando sos mediador y buscás continuamente el mensaje en el fondo del tarro, bueno, podés terminar inventándolo. Vivo frente al Río de la Plata, escribí un cuento donde un tónico capilar cae de un remolcador al río, a los peces les crecen pelos, hay situaciones en una peluquería, etcétera. Luego cae un producto depilador y los pelos van desapareciendo de todos los peces menos del bagre, al que le quedan los bigotes de recuerdo. Lo están usando para explicarle a los chicos que no hay que contaminar las aguas; en una feria del libro una señora se me acerca con su hija y me manda: “De acuerdo con su cuento cualquiera puede tirar algo al río y producir efectos, ¿no?”.

¿Cuándo comenzó la fiebre de convertir libros para niños en manuales de convivencia?
Se me ocurre que en los años ochenta, cuando la literatura de ficción ingresó a la escuela. Por un lado fue una superación del libro de lectura y por otro instaló el problema de qué ficción elegir. Y la corrección política vino a liquidar el asunto. En Kon-Tiki, el viaje en balsa de Thor Eyerdahl, que leí con pasión, los navegantes les disparan por diversión a los peces espada. A un personaje de Sandokán lo cuelgan de los pulgares para que confiese, Huckleberry Finn, hoy, es sospechoso de racismo.

Pueden leer el resto de la entrevista ACÁ


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